SER ENTRENADOR. SOÑAR CON UNA PROFESIÓN
Como casi el 95% de los entrenadores de cualquier modalidad deportiva, fuí un joven que comenzó con una corta edad a jugar al baloncesto. Durante los primeros años era una promesa que destacaba y soñaba con jugar al más alto nivel. Con el paso de los años vas quemando etapas y te entra, animado por tus maestros, la inquietud por enseñar a los más jóvenes aquello que vas aprendiendo en tu andadura como jugador. Llega un momento en tu carrera deportiva en que debes elegir entre jugar o entrenar y das el paso de dedicar todo tu tiempo libre a entrenar a niños ó niñas. A quien le gusta y se dedica a cuerpo y alma a ello, trata de formarse todo lo que puede: cursos de entrenador, clinics, campus,etc, y sus sueños pasan a ser el poder dedicarse en un futuro profesionalmente a entrenar.
Pero los sueños, sueños son, y a pesar de ser compañero de habitación en el Curso de Entrenador Nacional de Txus Vidorreta, al que desde aquí mando un saludo y mi felicitación por tantos éxitos conseguidos, son muy pocos los elegidos para vivir profesionalmente de este deporte. En mi caso, cuando tuve la oportunidad de subirme al carro semiprofesional, decidí apostar por otras cosas, una carrera universitaria, estar cerca de la familia y los amigos (el mundo profesional puede ser duro), una vida familiar y labrarme otro futuro laboral, enfocando el baloncesto desde otro prisma, con otros valores, diferentes al mundo profesional pero dedicándole a buen seguro casi más horas que un entrenador profesional. Con el paso del tiempo, a muchos, se nos hace incompatible el baloncesto y hacer la vida que hemos elegido y, por ello, vivo fuera de las canchas desde hace temporada y media pero gracias a mis amigos de Zona Bizkaina sigo al tanto de nuestra actualidad baloncestística. Ello, no quita, para que me acuerde de quienes en Septiembre empezarán en los banquillos de los diferentes equipos de nuestra provincia y eso me anima a escribir este artículo.
Hace un par de temporadas, en plena crisis económica, iniciábamos el curso con la sorpresa de las inspecciones (fiscales, laborales) a los colegios y clubes deportivos por los pagos que se hacían a los entrenadores. La polémica estaba servida y el miedo entró en muchos Colegios, Asociaciones de Padres y clubes, y en algunos centros se optó por contratar empresas deportivas o en regularizar la situación de los entrenadores con la Seguridad Social, con un alto coste para los padres. Retrocediendo en el tiempo, en el año 2007 el Gobierno Central aprobaba una ley por la que se convalidaban los títulos de Entrenador a un título de FP. Recuerdo como tuve que enviar mi título de Entrenador Nacional al Consejo Superior de Deportes para llevar a cabo dicha convalidación. En aquel año, tuve un halo de esperanza y que mi sueño de que ser entrenador de baloncesto pudiese llegar a ser una profesión se hiciese realidad. Si no ¿para qué cambiar la denominación de los títulos? Pero aquella ley tenía un problema, para qué estudiar una FP de deporte si luego nadie me va a hacer un contrato con ese título? Esta ley no contemplaba por ningún lado que a un titulado de FP en deporte hubiese obligación de hacerle un contrato ni en qué condiciones contractuales.
Han tenido que pasar 10 años, para que en este año 2017 nos haya llegado un desarrollo de esta ley o de otra posterior ya que uno se pierde y se hayan aprobado toda una batería de materias para estudiar esta FP (Técnico Superior o algo similar). Cuando se publicó en el Boletín Oficial del Estado, alguno de mis compañeros lo celebraba, pero una vez me leí por encima todo el temario y busqué si en esta nueva ley se decía algo de si con este título algún día podremos aspirar a un trabajo les bajé los ánimos ya que habrá que dedicar muchas más horas y tendrá un mayor coste sacarse un título de entrenador y esto tiene pinta de que es más de lo mismo. Me parece perfecto que nuestras autoridades deseen que nuestros niños/as estén en las mejores manos y que todos los entrenadores estén lo mejor preparados, no sólo que deban saber técnica y táctica, sino que tengan también conocimientos de primeros auxilios para cuando un niño se lesiona, o sepan asesorarle sobre su físico o sobre hábitos nutricionales correctos para la practica deportiva etc, que no tengan antecedentes penales y no hayan cometido abusos a menores, y cuantas más cosas nos quieran pedir los padres o nuestros políticos puesto que la presión y obligaciones de los entrenadores ha ido aumentando con el paso de los años.
Lo que no puedo admitir, es que todavía se siga debatiendo, si los entrenadores, somos voluntarios o no, si cobramos algo de dinero si tenemos que declarar o no, si podemos cobrar dinero o no.... De hecho creo que está próximo a aprobarse por el Gobierno Vasco una ley de voluntariado en la que se nos incluye a los monitores deportivos y en la que se va a legislar a partir de que cantidades recibidas hay que cotizar y declarar y cuáles no. Nuestros políticos seguirán equivocándose, puesto que seguirán perdiéndose excelentes entrenadores por el camino, y que realizan una grandísima labor social, que ayudan a desarrollarse a un joven, que se implican como nadie en sus problemas de cualquier índole, no podrán elegir un deporte como algo más que un hobby, puesto que no podrán vivir nunca de él y llegará un día en que esos 100 y pocos euros que cobran, si es que los cobran, no le merezcan la pena ya que de ello no podrá ser una persona independiente en la vida.
Nuestros políticos han creído ver en el deporte una oportunidad en época de crisis económica, de reducir el número de desempleados, de aumentar las cotizaciones a la Seguridad Social, de aumentar la recaudación vía impuestos: IRPF, IVA.., pero se han metido en un jardín sin ser conscientes, o si, de que lo pueden pisotear. Tal como lo han hecho lo único que han producido es miedo, inseguridad en los colegios y clubes y que los entrenadores sigan cobrando cantidades irrisorias por la labor que realizan o incluso menos que antes en aquellos sitios donde cotizan a la Seguridad Social. A todo esto, no sé que pintan las Asociaciones de Entrenadores que existen a las que no les he oído pronunciarse sobre esta problemática, ni defender los derechos de unos entrenadores que sólo parecen tener obligaciones.
¿Se imaginan si los miles de entrenadores deportivos que hay en este país saldrían a la calle a reivindicar sus derechos, la fuerza que tendríamos? A mi modo de entender esta es una mesa con cinco patas y todas deberían ponerse de acuerdo para poder mejorar la situación de nuestros entrenadores Por un lado, están los gobiernos y entes públicos de este país: Gobierno Central, Autonómicos, Diputaciones, Ayuntamientos, Institutos Municipales de Deportes, que destinan seguramente para ellos muchos recursos económicos pero no acaban de verle rentabilidad y han creído ver en el dinero en B, como se le suele llamar, o no declarado por los entrenadores una solución a sus problemas en época de crisis. Deben tener muy claro que ni los colegios, ni los clubes, ellos por si solos pueden mejorar las condiciones de los entrenadores porque alguno desaparecería y por ello, al igual que legislan ayudas para las empresas que contratan un tipo de trabajadores, legislan para los autónomos, etc, pueden legislar para que los entrenadores deportivos, sean profesionales o no, para que tengan un contrato de trabajo con un salario digno (salario mínimo interprofesional de entreandor) en función de las horas trabajadas.
¿Se imaginan esos entrenadores que actualmente entrenan 3 equipos a la vez y dedican más de 60 horas mensuales a entrenar por igual 300 euros al mes si tuvieran un salario adecuado al tiempo que invierten y se pudiesen dedicar a lo que más les gusta el resto de su vida laboral? No sería un salario como para echar cohetes, pero es que ¿Acaso no hay muchos trabajadores en este país con carrera universitaria cobrando salarios irrisorios de 900 euros al mes? Se podría empezar por algo y luego tratar de mejorarlo. Efectivamente como ustedes veían, hay una bolsa de miles o incluso algún millón de una bolsa de trabajo de entrenadores deportivos sin explotar, donde se podrían generar aunque sea cotizaciones mínimas a la seguridad social, que sirviesen por lo menos a los jóvenes para empezar a generarse una cotización con la que tener derecho a una pensión en el futuro, donde se podrían generar miles de puestos de trabajo, donde se podrían generar ingresos vía IVA ó IRPF para ayudar a las tan precarias arcas del Estado.
La 2ª pata serían los colegios, clubes ó Asociaciones de Padres que gestionan el deporte en cada colegio, pueblos, barrios. De un tiempo a esta parte, los colegios decidieron que el deporte no les daba ninguna rentabilidad y dejaron de aportar recurso alguno, considerando como Actividades extra escolares el deporte equiparándolo a clases extras de Idiomas, música...Pero con la crisis han visto en el deporte como una ocasión de hacer caja, tratando de rentabilizar sus instalaciones cobrando alquileres incluso a sus propios equipos. Si al menos lo reinvirtiesen en el deporte, pero no creo que en todos los sitios se esté haciendo. En algunos centros, las Asociaciones de Padres trataron de sustituir a los propios centros y gestionar el deporte, pero a los voluntariosos padres, en algunos sitios, las múltiples responsabilidades y obligaciones que se les exigen por gestionar el deporte, les están superando y están dejando en manos de empresas externas o de los clubes dicha gestión. Tanto unos como otros, deberían verse obligados por ley a contratar entrenadores titulados, con unos contratos regulados por ley, pero los gobiernos deben legislar ayudas para que todo el peso de regular a los entrenadores deportivos no recaiga sobre ellos como hasta ahora se ha pretendido.
Quedan por último los clubes, que en muchos lugares sustituyen a los colegios en la gestión del deporte. La precariedad económica de muchos clubes aficionados con estructuras directivas muy endebles, les impide mejorar las condiciones de sus entrenadores, encontrándonos con que muchos entrenadores de equipos de base son jóvenes voluntariosos sin ninguna experiencia para enseñar un deporte y así es muy difícil que los niños/as que pasan por sus manos en edades claves para no adquirir vicios erróneos salgan adelante. Habría clubes con directivas mejor preparadas para conseguir recursos económicos suficientes que quizás sí podrían asumir una parte de este coste adicional de regular la situación de sus entrenadores pero siempre que las otras patas de la mesa pongan también su ayuda.
Quizás deberíamos también plantearnos si es coherente mantener por ejemplo, dos o tres clubes de una misma modalidad deportiva en un mismo pueblo, o en un mismo distrito de una ciudad como ocurre actualmente y si no habría que unir fuerzas y recursos para que podamos mejorar la situación de los entrenadores y así, por añadidura vendría que tendríamos mejores equipos al tener entrenadores mejor preparados. La tercera pata de la mesa serían los padres. No podemos generalizar, pero hay todo tipo de padres, los que buscan que sus hijos hagan un deporte sin importarles cual, los que piensan que el deporte es una guardería, los que esperan que sus hijos sean unos fueras de serie...., pero tienen algo en común todos ellos, que por lo general pagan porque sus hijos hagan deporte y en muchos casos se quejan porque les parece mucho. Sin duda alguna, si yo fuese padre y tuviese que pagar 300 euros en el mejor de los casos porque mi hijo haga deporte y éste está en manos de un joven sin titulación, sin experiencia, que se ve desbordado ante cualquier problema, y con el que los niños/as no tienen una evidente progresión, posiblemente también me quejaría.
Pero también es cierto, que a veces se valora muy poco el tiempo que los entrenadores dedican a sus hijos/as y si ante ellos tuviesen una persona con una titulación académica ( FP recordemos), bien formada, con cierta experiencia, con un contrato laboral en regla, quizás deberían pensarse que lo bueno cuesta como todo en la vida y que deberían valorar al menos la actividad deportiva igual que como valoran llevar a sus hijos a unas clases extras de idiomas, por ejemplo, y que deberían aportar algo más de dinero porque sus hijos practiquen un deporte que además seguramente les va a proporcionar muchas cosas positivas para el futuro de su vida. ¿Es justo, siendo igual de protagonistas en este juego, que un entrenador que dedica cerca de 60 horas al mes este recibiendo unos 300 euros y un árbitro que arbitre unas 60 horas al mes pueda estar cobrando unos 600 euros en función de las categorías en que arbitre?
No quiero meterme en polémicas estériles, mientras los árbitros han sabido pelear por mejores condiciones, a los entrenadores parece que encima se nos persigue. La cuarta pata de la mesa serían las diferentes Federaciones y Asociaciones de Entrenadores. Nos hemos subido a una espiral en la que los costes para los clubes todos los años aumentan: sube el coste de las inscripciones, licencias, seguros, material deportivo, reconocimientos médicos, arbitrajes, desplazamientos. Hay clubes muy bien organizados pero hay otros con estructuras muy débiles y en los que la única manera de tirar para adelante es pidiendo más dinero a los padres o pidiendo más esfuerzos a unos entrenadores que sólo les faltaría ponerse a pedir en la puerta de los colegios. Los entrenadores son los grandes damnificados de estos incrementos de costes y creo que tanto las Federaciones como las Asociaciones de Entrenadores deberían pensar un poquito más en ellos y empezar a dejar de pensar que somos meros voluntarios.
La quinta pata somos los entrenadores. Estoy convencido de que si nunca los entrenadores hemos hecho una reivindicación de este tipo, como la que yo propongo, es porque los que hemos tenido una vocación por entrenar nunca lo hemos hecho por dinero. Seguro que muchos de vosotros, al igual que me ocurría a mí en mis inicios incluso habremos perdido dinero por entrenar en alguna temporada. Los que de siempre hemos estado vinculados a un club, siempre hemos mirado por el bien del club y cuando había recursos hemos conseguido pequeñas mejoras económicas y cuando no los había éramos los primeros en apretarnos el cinturón para que el club no desapareciera. Pero con el paso de los años, he tenido la sensación de que no se ha valorado como se merecía el gran número de horas que dedicaba a educar y a enseñar a nuestros chicos y chicas.
Que no le quepa a nadie la duda de que con el deporte se educa a los niños/as y en muchas ocasiones con mucha más dedicación y muchísimo mejor que en la propia escuela ó en los hogares. Y esto no está reconocido por la sociedad. Con el paso de los años el tiempo corre, vuela, y tu tiempo libre es oro, hay muchas cosas que compaginar: familia, trabajo...,y cada año que pasaba me pesaba más que no parasen de crecer las responsabilidades, las exigencias, de nuestros gobernantes, de las federaciones, de los colegios, de las Asociaciones de Padres, de los padres, de los propios niños/as y sin embargo, las condiciones en las que entrenaban los entrenadores no mejoraban y suerte si no empeoraban. Como decía al comienzo de este artículo, me parece perfecto que se busque que los entrenadores estén lo mejor preparados, pero también esta exigencia debe estar unida a una mejora de las retribuciones económicas. Mi sueño de que mi profesión fuese ser entrenador quizás ya haya pasado ó puede que sea el motivo por el que algún año me decida a volver a entrenar, pero mi deseo sería que se hiciese realidad para esos “locos” compañeros de banquillo que se aprestan a empezar una nueva temporada, otra mas! Mucha suerte y mucho ánimo para todos ellos.
3.ª FEB: DOBLE VICTORIA BIZKAITARRA
LA FAMILIA DE ZONABIZKAINA ESTÁ DE LUTO
3.ª FEB: SEGUNDA JORNADA CON DOBLE DERROTA
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